Su única publicación conocida es "Madrigali" (Roma, 1647), para cuatro y cinco voces. Tiene un largo prólogo en que defiende resueltamente el madrigal a cappella y deplora el uso del continuo en música de cámara para tres o más voces, porque sentía que voces e instrumentos no combinan en tales conjuntos.
Él hizo, sin embargo, concesiones a la necesidad de esto en piezas para una o dos voces y su utilidad en interpretaciones en edificios grandes como iglesias y teatros.
Otro aspecto de su conservatismo es su apoyo al criterio de Artusi sobre el tratamiento de la disonancia.
Según Fétis, publicó en Roma una primera colección de madrigales, para tres a cinco voces, en 1644.
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